Mensaje de Fin de Año

Cuando dejes de pensar desde tu personal modo de ver las cosas, que no es otra cosa que el personal modo de actuar de quienes te precedieron. Cuando dejes el azote del lenguaje como extensión de imposiciones propias y ajenas, cuando puedas soltar tus recuerdos en las ondas de un río infinito, cuando puedas reconocer la luz de Dios en los actos y no en las palabras, cuando en fín abras los ojos, podrás ver que alguien te ha estado sosteniendo. Y si eso no es suficiente y derivas a la imagen lo que pertenece a la esencia de seguro tendrás todavía a un ángel a tu lado hasta que puedas verlo, pero la esencia seguirá sin mancha, aún cuando esos actos opaquen la luz. Dios no juega al azar, pero el azar le responde. Detrás de cada acto, de cada movimiento de lo que te parece extraño y rechazas por no ajustarse a tus expectativas y a tu sistema de creencias no es otra cosa que la lección del día que te ha dejado en borrador para que la pases en limpio. Detrás de cada acto, de cada gesto y de cada silencio un mensajero vuelve a sostener con mano firme una desición que más allá de tu voluntad y de la mia se impone porque forma parte del alma del universo hasta en sus más insignificantes expresiones y detalles. No somos más que instrumentos del espíritu que busca satisfacer la dinámica de la vida tanto en lo abstracto e invisible como en lo más corpóreo y concreto.Algo nos parece conocido cuando encontramos el sabor del encuentro entre nuestro presente y algún recuerdo. En ese momento se anudan vivencias y sensaciones de tiempos pasados que vuelven a vivir por un instante gracias al don de la vida que llevamos y de la que somos sus voceros. Algo puede parecernos extraño y desconocido cuando no hay formas de ajustar lo que percibimos a nuestro cotidiano modo de ver las cosas pero que no es más que un molde construido en la infancia para dar sentido a la experiencia de vivir lo nuevo porvenir y un escudo que no abandonamos por sentirnos agredidos en un mundo que nos quiere ver vivir aún a costa del sufrimiento.Y cuando puedas abrir los ojos y estés capacitado para ver al ángel que te sostuvo, ya no verás sino una estela de luz que brillará en la gloria del día sobre la imponente y majestuosa inmensidad. Entonces comprenderás que todo ha sido desde el designio del amor, donde tu orientación no cambia, si no cambia la voluntad del Espíritu. Tú has nacido para ser lo que eres aprendiendo a modificar lo que podrás ser.
© Miguel Ángel Arcel

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