¿Podemos Crear “un Espacio” en el Tiempo?

Vivimos en el tiempo y en el espacio pero parece que tenemos menos tiempo en el espacio y que hay crecientes dificultades ¡para crear un espacio de tiempo!
Al moverse el mundo más velozmente, tenemos la creciente sensación que hay menos tiempo disponible. Pero es sólo porque hoy intentamos crear y lidiar con más cosas en el mismo espacio de tiempo que ayer. Y cuando hay más cosas que atender tenemos la sensación que la vida se acelera.
Si eres un adolescente en tu consola, un ejecutivo en la escala corporativa ascendente o una madre al cuidado de sus hijos, no resulta difícil crear la percepción de estar bajo presión. Todo está magnificado y recargado con turbo por la era de la información que nos ofrece acceso instantáneo a los últimos juegos, las últimas movidas corporativas y las más modernas técnicas para mimar a los niños etc., todas fluyendo del computador, del móvil o de la televisión que está cerca. Si la última generación se sentía presionada por los resultados, esta generación siente la presión de los resultados más la necesidad de tener logros y la próxima sentirá la presión de los resultados, logros y conseguir más hasta reventar. El consumo de tiempo intenso que toma procesar toda la información genera la sensación de ‘escasez de tiempo’. Hemos permitido que los espacios vacíos, de reflexión y de silencio que daban puntuación a nuestras vidas, sean apretados y exprimidos por nuevas actividades a medida que entregamos nuestra atención a los crecientes estímulos electrónicos.
Este “encogimiento” de tiempo y de espacio se hace más visible y se siente más invisiblemente cuando actuamos e interactuamos con los demás. Al sentir que la presión actúa con mayor rapidez, nuestras acciones se convierten en reacciones y éstas se convierten en hábitos. ¿Cuántas veces no hemos creado una situación embarazosa o inoportuna simplemente porque dejamos que las palabras rodaran o que estallaran nuestras emociones? Toda vez que reaccionamos en vez de responder, significa que el espacio natural en nuestra conciencia para recibir/percibir eventos y nuestra respuesta/acción a colapsado. Reaccionar es permitir que hábitos condicionados tomen el control y configuren nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Cuando esto ocurre, generalmente , se debe a la combinación de dos faltas: de atención y pereza.
Es pereza porque es más fácil reaccionar que crear una respuesta después de alguna consideración. Y a menudo el precio que pagamos es la culpa y el remordimiento que acompañan a ese tipo de pensamientos como “no me puedo creer que yo haya dicho eso, salió en contra de mi voluntad”. Con el tiempo, a medida que nuestros hábitos reactivos se hacen más profundos, el estado de nuestras relaciones pueden reflejar esa falta de consideración de nuestras respuestas y aún nuestra salud puede reflejar la alterada negatividad que normalmente se esconde bajo estos patrones reactivos.
Significa que hemos perdido la conciencia de nuestro espacio “interior”. Hemos perdido nuestra capacidad natural para crearnos un “espacio de tiempo” entre el suceso y nuestra respuesta, entre la percepción del otro y cómo respondemos al otro. Es otro el espacio dónde somos capaces de traer el ojo de nuestro intelecto para observar la situación o escena serenamente, escuchar a nuestra sabiduría natural (intuición), discernir entre la respuesta más apropiada y luego crearla.
Si tomamos un momento para reflexionar veremos que cualquier reacción (que no es una respuesta) hacia alguien o algo, simplemente ocurre. También podrán notar la presencia de la emoción. Toda reacción esta impulsada por una emoción, aún cuando el estallido emocional sea efímero. En tales momentos pareciera que la emoción es la que controla al ser. Y si permitimos que nuestras tendencias reactivas crezcan, fácilmente sentiremos que nuestra vida está fuera de control.
Ya sea que se trate de un incidente aislado o un patrón diario, la única solución es interrumpir los patrones reactivos y volver a aprender cómo crear “espacios de tiempo” entre el evento, suceso y la acción, entre el estímulo y la respuesta. Esto puede parecer desafiante, incluso difícil, al comienzo. Se siente como si fuéramos a contrapelo de nuestra programación. Y lo estamos. Así que es bueno empezar con métodos, simples, fáciles para poder degustar el valor y beneficio de crear una brecha, un espacio, entre la vida como nos llega y cómo me ocupo de ella.
Aquí van algunos métodos y técnicas para empezar.

Diez Técnicas para Crear Espacios de Tiempo

1 Contar hasta 10
Este es el método antiguo y favorito para crear un espacio entre el suceso/evento y la respuesta. Tal vez basta con llegar a 6 para saber que ya han apretado el botón interno de “pausa”.
2 Respiración profunda
Intenten completar un ciclo de respiración (inhalación y exhalación) lentamente , antes de hablar, o talvez dos o cuatro ciclos completos. No es sólo un buen hábito, sino que podrán observar cómo se relaja el cuerpo y se calma la mente.
3 Detener los pensamientos
No es fácil, pero sí muy efectivo. Imaginen un tren viajando entre estaciones, reduciendo la velocidad y luego deteniéndose justo en la línea (todos hemos tenido esta experiencia). Entonces permitan que vuestro tren de los pensamientos haga lo mismo. No están atascados, sólo esperando que cambien los semáforos. En el entretanto hay tiempo para reconsiderar y luego seguir avanzando lentamente.
4 Humor
Encuentren algo gracioso y liviano que la otra persona haya dicho o hecho y concéntrense en eso antes de responder. Esto suaviza la percepción e interrumpe las emociones agudas.
5 Visualización
Si tienen algún desafío con alguna persona en particular que saben que van a encontrarse, tómense algunos momentos antes del encuentro y visualícenla rodeada de luz positiva y tengan buenos deseos en vuestra mente. Luego, cuando llegue al encuentro, recuerden la visualización si el ambiente se pone denso y sienten que van a reaccionar.
6 Tomar agua en la reunión
¿Atrapados en una reunión? ¿Aumenta la capacidad reactiva (emocional) a medida que la reunión avanza? Esperen un momento al levantar el vaso y beber un sorbo de agua, antes de responder. Si en el entretanto alguien les ha quitado el turno, déjenlo, así tendrán más tiempo para considerar y reflexionar. Se sorprenderán que a menudo lo que iban a decir no era importante.
7 Pedir que repitan lo que dijeron
Es siempre una buena manera de comprar tiempo. Digan “no he comprendido bien, me lo puedes repetir por favor?”. Sí que lo habían entendido, pero ahora tienen un espacio para “tallar” vuestra respuesta.
8 Aplazamiento
Podrían decir, “me gustaría reflexionar acerca de esto por algunos momentos, días, semanas...” y así, ¡se pueden dar un gran espacio de tiempo!
9 Ser honesto
No hay nada que supere el ser honesto. En vez de permitir que la emoción se traduzca en palabras y reaccionar emocionalmente, pueden simplemente decir, “en este momento le respondería de forma reactiva, porque estoy emocionalmente afectado, podríamos retomar la cuestión un poco más tarde por favor?” Cuando hacemos esto, estamos afrontando la situación y reconociendo nuestro estado emocional, lo que en sí, ya reducirá el poder de esa emoción para secuestrar cualquier buen pensamiento o acción.
10 Medite
Si practican la meditación, sabrán que el introducir momentos de reflexión a lo largo del día les hace menos reactivos. Porque la meditación en sí, crea espacios, espacios de tiempo interior que están más allá del tiempo horario. Es el hábito de ir a la dimensión sin tiempo interior de la conciencia. Y la práctica les permitirá ir más allá en cualquier momento sin perder la conciencia de lo que ocurre en ese mundo y que se mueve en el tiempo.

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