Un minuto de sabiduría

Mitos

El Maestro impartía su doctrina en forma de parábolas y de cuentos que sus discípulos escuchaban con verdadero deleite, aunque a veces también con frustración, porque sentían necesidad de algo más profundo.

Esto le traía sin cuidado al Maestro, que a todas las objeciones respondía: Todavía tenéis que comprender, queridos, que la distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento.

Incongruencia

Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública estaban referidas a la vida más allá de la muerte.
El Maestro se limitaba a sonreír sin dar una sola respuesta.

Cuando, más tarde. Los discípulos le preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replico: ¿no habéis observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que más desean otra vida que dure eternamente?.

- Pero ¿hay vida después de la muerte o no la hay?, insistió un discípulo.
- ¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la cuestión!. Replico enigmáticamente el Maestro. .

Humildad

A un visitante que a sí mismo se definía como "buscador de la Verdad" le dijo el Maestro: - Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas por encima de todo.

- Ya lo sé: una irresistible pasión por ella.
- No. Una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado.

Cultivo

Un forastero que andaba en busca de las cosas divinas le preguntó al Maestro cómo podría, cuando regresara a su país, distinguir entre un verdadero Maestro y uno falso.
El Maestro le dijo: el bueno propone prácticas, el mal maestro propone teorías.

- Pero ¿cómo podré distinguir entre una práctica buena y una mala?
- Del mismo modo que un agricultor distingue entre un cultivo bueno y un cultivo malo.

Distancia

El propietario del parque de atracciones hablaba de la ironía que suponía el hecho de que, mientras los niños lo pasaban en grande en su parque, él solía estar, por lo general, deprimido.
- ¿Qué preferirías: ser un propietario de parque o divertirte?, le pregunto el Maestro.
- Ambas cosas respondió.

El Maestro no dijo una palabra más.
Cuando, más tarde, le preguntaron a este respecto, el Maestro se limitó a citar las palabras que un vagabundo le había dirigido a un rico terrateniente: Tú posee la propiedad. Otros disfrutan del paisaje.

Anthony de Melo - Extractos del libro "Quien puede hacer que amanezca"

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