La ilusión de ser

La palabra "yo" encierra a la vez el mayor error y la verdad más profunda, dependiendo de la forma como se utilice. En su uso convencional, no solamente es una de las palabras utilizadas más frecuentemente en el lenguaje (junto con otras afines como: "mío" y "mi"), sino también una de las más engañosas. Según la utilizamos en la cotidianidad, la palabra "yo" encierra el error pri­mordial, una percepción equivocada de lo que somos, un falso sentido de identidad. Ese es el ego. Ese sentido ilusorio del ser es lo que Albert Einstein, con su percepción profunda no solamente de la realidad del espacio y el tiempo sino de la naturaleza huma­na, denominó "ilusión óptica de la conciencia". Esa ilusión del ser se convierte entonces en la base de todas las demás interpretacio­nes o, mejor aún, nociones erradas de la realidad, de todos los procesos de pensamiento, las interacciones y las relaciones. La realidad se convierte en un reflejo de la ilusión original.

La buena noticia es que cuando logramos reconocer la ilusión por lo que es, ésta se desvanece. La ilusión llega a su fin cuando la reconocemos. Cuando vemos lo que no somos, la realidad de lo que somos emerge espontáneamente.

Eckhart Tolle - Una Nueva Tierra

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